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La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, en un adulto promedio posee una superficie aproximada de 2 metros cuadrados y pesa alrededor de 5 kg. Está en permanente relación con los otros órganos del cuerpo, y es a través de ella que nuestro cuerpo nos revela disfunciones y malestares que nos afectan, así como también muestra nuestras emociones, traspiramos cuando estamos nerviosos, nos ponemos colorados si algo nos da vergüenza y hay emociones y estímulos que nos dan “piel de gallina”.
Se trata de un órgano vivo con capacidad de regenerarse, es impermeable, resistente y flexible, respira y se mantiene activo las 24 horas del día realizando todo tipo de acciones fundamentales para nuestro organismo, la piel es un órgano vital para el cuerpo humano.
Principales funciones que cumple la piel:
Protege: Funciona como barrera protectora frente al exterior gracias a sus complejos mecanismos celulares e inmunológicos, nos cuida de enfermedades, temperaturas extremas y lesiones como golpes y quemaduras. Ella selecciona y filtra lo que resulta dañino para nuestro organismo y toma lo que es beneficioso.
Regula el metabolismo y la temperatura corporal: Impide la salida de líquidos, células y otras sustancias imprescindibles para el cuerpo, contribuyendo enormemente a mantenernos hidratados y saludables. Mediante su capacidad de evaporar el agua de nuestro organismo, elimina sustancias nocivas y mantiene regulada la temperatura de nuestro cuerpo.
El sentido del tacto: A través de las terminaciones nerviosas de la piel, el cuerpo recibe todos los estímulos que nos genera el tacto. En un solo centímetro cuadrado de piel hay más de 5000 receptores sensitivos, que envían la información instantáneamente al cerebro, quien decide cómo actuar en base al estímulo.
Sintetiza Vitamina D: Al exponerse directamente al sol, la piel es capaz de absorber lo necesario para generar esta vitamina, que no abunda en los alimentos y se ocupa de mantener saludables a los huesos y tejidos óseos del cuerpo.
Independientemente de nuestro tipo de piel, hay hábitos cotidianos que ayudan enormemente a prevenir el deterioro cutáneo:
– Beber 2 litros de agua por día.
– Evitar el alcohol y el cigarrillo.
– Mantener una dieta equilibrada, haciendo especial hincapié en las frutas y verduras.
– Limpiarse diariamente para evitar que los poros se obstruyan y la piel pueda respirar normalmente y eliminar impurezas, utilizar para el aseo jabones cremosos ayuda también a mantenerla nutrida.
– Realizar actividad física, contemplando una rutina que implique realizar ejercicio varias veces por semana.
– Tomar las precauciones necesarias al exponerse al sol, utilizar protector solar y no pantalla solar, por lo menos de factor 15, aplicándolo media hora antes de exponerse y reiterando las aplicaciones cada 2 horas y después de meterse al agua.
En próximas publicaciones hablaremos de cada tipo de piel y los cuidados específicos de cada una de ellas… No te lo pierdas!
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